Soy el feliz padre de mi hermano IV
Soy el feliz padre de mi hermano IV
La historia continua un elemento se une a nuestra pareja. mi tía.
SOY EL FELIZ PADRE
DE MI HERMANO 4
Mi tía Lupita llegó
el domingo por la mañana a la casa sin avisar siquiera que lo haría por lo que
por "un pelo de rana calva" nos pilla en el lecho y seguramente
cogiendo, mi madre de manera imprudente le había dotado de un juego de llaves
para que pudiera entrar y salir de nuestra caso según fuera necesario así que
al entrar a casa gritó para anunciar su arribo: - ¡¡¡ Hey familia ya llegó la
alegría de este convento!!! , ja.ja.ja.
- Arriba par de
haraganes, vamos a preparar el desayuno que me muero de hambre, a ver Paquito
¿Dónde estas?. Marthita ya levántate querida hermanita, déjame ver al mini
paco, (así le decía ella a mi "hermanito").
- Con cara de
asustados nos miramos a los ojos, ambos desnudos nos encontrábamos en
"el cuarto de
mi madre", mi verga desde luego anidada en el chocho de ella, mis manos
sobre sus pecho y mi cadera en un rítmico mete-saca que nos tenía al borde del
orgasmo, nuestro "mañanero" acababa de valer un sorbete por la
interrupción de Lupita, pero lo más apremiante era el dar alguna explicación
convincente de mi presencia en el cuarto de mi madre.
La puerta se abrió
de súbito y mi tía penetro a la alcoba, mi madre se encontraba de espaldas a
mí, hacia mi frente, la verga continuaba en su interior y en el preciso
instante que le largaba un grueso y potente lechazo. La pobre de mi madre tuvo
que morderse los labios para no gritar de júbilo ante mi venida; mi tía se
quedo sorprendida al notar mi presencia en el lecho materno, sin embargo mi
desnudez quedo atenuada por las cobijas y sábanas que nos cubrían.
- ¡¡¡¡¡Lupita, pero
por Dios mujer que haces tan temprano aquí y en domingo!!!!! Vamos mujer que ni
siquiera el gallo ha cantado.
- Ja, ja, ja…. Que
graciosa eres hermanita son las 10:30 de la mañana y tu aquí echadota en la
cama, tus hijos sin desayunar, no te has arreglado, no te haz bañado, en fin
¡¡¡ eres un desastre!!!!!. Vamos a ver y tú paquito: ¿me quieres decir que
demonios haces acostado en la cama de tu madre?. – pregunto mi tía Lupita.
- Me quedé
boquiabierto, mi cerebro estaba seco de ideas al igual que mis cojones estaban
secos de semen, parecía que la venida recién depositada en el túnel de mi madre
me sorbió todos los sesos. No supe que contestar pero mi madre respondió por
nosotros, si por nosotros, ya que la situación nos atañe a ambos.
- "Pobre del
pequeño paquito, con todo lo que tiene que trabajar, lo de la tesis, la
parranda con los amigos y la novia (¿¿ cual novia??), por si fuera poco ahora
también le tiene que entrar a la administración de mi florería, encima de todo
esto ( y de mi también que esta encima, ja,ja) me tiene que ayudar a cuidar a
este nene llorón . fíjate que precisamente anoche no me dejaba descanso ni un
minuto, no es que siempre sea así, no que va, si es un angelito, pero el muy
malcriado estuvo llora que te llora y mi paquito adorado me dijo que él podía
cuidarlo un tiempo mientras yo dormía, y bueno ahí lo tienes el buenazo de mi
hijo cuidando a su hermano para que su pobre madre pudiera descansar (de tanto
coger, por supuesto) y al poco rato mis hijos dormían junto a su madre
plácidamente.
- Claro, como no lo
adiviné, pero si es que mi sobrino quiere a su hermanito casi como si fuera su
propio hijo, y como se parece tanto a él cualquiera diría que efectivamente es
suyo.
- Tragué saliva
espesa y pegajosa, mi corazón dio un vuelco con las palabras de mi tía, pero
muy hábilmente atine a contestar: "como no voy a adorar a este lindo nene,
si lo deseaba tanto como mi madre, éste niño ha sido un bendición para esta
casa, lo quiero como a mi propio hijo y si no fuera porque es hijo de mi madre,
diría que es mi hijo, además este "hombrecito" no necesita más padre
que yo.
- Bravo así se
habla hijo mío, tu hermanito debe sentirse orgulloso de tener un padre como tú,
mi amor. – Dijo mi madre con entusiasmo.
- Mira que escena
tan conmovedora, hasta dan ganas de llorar de gusto, que orgullo tener una
familia así. Déjenme que lo abrace y les de un beso, mi querida hermana, mi
querido sobrino, creo que mi estancia con vosotros será muy pero muy
placentera.
Bueno mis amores,
por el momento vístanse que voy preparando café. – dijo Lupita.
- Contrario a
nuestra costumbre tomamos el baño por separado dado que era muy arriesgado el
hacerlo juntos, sin el interés del jugueteo en la ducha el proceso no tomó más
de 20 minutos para ambos por lo que en un "santiamén" ya estábamos
los 3 en el comedor junto a la tía Lupita.
Luego del desayuno
acudimos por las cosas personales de mi tía para que se instalara en forma
definitiva en nuestra casa como lo habían acordado las hermanas. Bajo el
pretexto de ir a ver algunos "asuntos del negocio" fuimos mi madre y
yo a dar un paseo, nos metimos a un motel del rumbo de Tlalpan y cogimos de
manera deliciosa, fue ahí que comentamos sobre el como habríamos de hacer para
continuar con nuestras relaciones ante la presencia de Lupita.
- Mira mi
amor,-apuntó mi madre- lo mejor sería que dijéramos la verdad, tarde o temprano
habremos de tener que hacerlo saber, es muy difícil ocultar el amor y la pasión
que me causa el ser tu madre y tu mujer al mismo tiempo, por otra parte me
importa un carajo lo que los demás puedan pensar, el padre de mi hijo eres tú y
tienes derecho a disfrutar de tu hijo, el destino dispuso que a la vez tú mismo
seas hijo mío, por lo tanto ambos son hermanos pero te recuerdo que de una
deliciosa cogida brotó el jugo de tus cojones que me hizo un hijo. No pienso
renunciar a tus caricias ni a tus cogidas por lo que ya mismo al llegar hablaré
con mi hermana, si ella decide quedarse estará bien, de lo contrario ya
encontraremos a alguien que pueda ayudarnos a cuidar a nuestro hijo.
- ¡¡Bravo mamá, así
se habla, yo tampoco puedo renunciar a dormir en tu cama, a disfrutar del amor
carnal entre nosotros, de cierto es que somos madre e hijo pero también somos
amantes, y de los buenos.
Previo morreo y
manoseo de nuestros cuerpos nos vestimos presurosos para dirigirnos a nuestra
casa, el tiempo había pasado raudo y veloz por lo que ya era hora de alimentar
a nuestro pequeño. No más llegar escuchamos que Paquito estaba llorando
mientras que mi tía trataba de consolarlo, corrimos ambos en dirección de
nuestra habitación y fui el primero en tomarlo entre mis brazos para calmarlo,
"ya hijo mío, no llores más, ya está aquí papito para atenderte, no
llores, mamita te dará de comer en este momento."
Mi madre se despojó
de la ropa de la cintura para arriba dejando al desnudo sus voluminosos y
apetitosos melones repletos de leche. Mi tía se quedo de una pieza ante la
acción de su hermana al tiempo que comentaba:
- ¡¡ Madre mía,
pero que haces hermanita, mira que mostrarte así ante tu hijo, que pena, además
de que no me parece justo para Paquito, es tu hijo pero también es hombre y
esas linduras de chiches que tiene pues inquietan a cualquiera, ja-ja-ja, mira
si no tengo razón, mira el bulto que le ha formado la pichula parada a mi
sobrino, te lo dije tus melones ponen al palo hasta un muerto!!!!!
- Creo que hasta a
una muerta la pone a millón querida tía, tus pezones también sintieron el
efecto de la visión de las tetas de mi madre, se te pusieron duros y parados.
Ja-ja, ja-ja. Me reí.
- Vamos a ver mi
amor dame a tu hijo que tengo que alimentarlo, luego discutiremos si le agrada
o no verme las chiches, por el momento déjenme atender a mi angelito. – y se
puso a amamantar a mi hermano.
- Pasados alrededor
de 40 minutos mi hermano volvió a dormir su siesta, no cabe duda que
"barriga llena, corazón contento". Nos encontrábamos en la sala
sentados mi tía y yo, nervioso ante los acontecimientos que se avecinaban,
tratando de mantener una conversación trivial. De pronto mi madre apareció por
el pasillo, sus melones continuaban "al pelo" balanceándose de un
lado a otro de manera provocativa, sensual, divina. Me sobresalte ante la
visión del motivo de mi deseo, no daba crédito al desparpajo de mi madre, como
si tal cosa ella llegó hasta donde nosotros y tomó posesión de sitio junto a mi
sentándose a mi lado puso su mano en mi pierna a la altura de mi muslo casi en
la entrepierna mientras miraba fijamente a los ojos de mi tía para estudiar su
reacción.
No se inmutó, por
el contrario me pareció que esbozaba una sonrisa socarrona o divertida. Mi
madre inició sin preámbulo alguno el abordaje del delicado tema.
- Lupita hay algo
que debo, es decir debemos decirte, algo que tal vez sea truculento y muy
difícil de explicar, sin embargo debes de saberlo y luego de que lo sepas
podras decir lo que mejor te convenga.
- No digas nada, lo
se todo. Pensaras que soy tonta y que no me di cuenta de lo que en realidad
pasaba ¿acaso no es evidente?, el padre de tu hijo es nada menos y nada más que
tu propio hijo, si paquito es el padre de su hermano, lo supe hoy mismo al
encontrarlos en la cama a ambos; desnudos, que dijo desnudos ¡¡¡¡COGIENDO!!! Sí
como lo oyeron, cogiendo. ¿crees que no me di cuenta del mete-saca que te hacia
con su verga tu propio hijo?, ¿acaso crees que no fue evidente la cara de
placer que hiciste cuando te largo el lechazo en tu coño? Porque seguramente te
largo un lechazo hasta llenarte el útero de leche. Si hermanita lo se. Cuando
pretextaron la salida a "no se que negocios" sabía que lo que
buscaban era un lugar para terminar lo que habían iniciado cuando "los
interrumpí", no más salieron corrí hasta su habitación para cerciorarme de
mi sospecha y ¡¡¡¡ vuoala!!! Que me encuentro con las sábanas manchadas, que
digo manchadas, ¡¡¡¡repletas de semen!!! ¿de quien podía ser? ¡¡¡¡¡BINGO!!!
Pues claro que de mi querido sobrinito. No los reprocho, no. Mas bien los
envidio, mira que tener en tu propia casa una verga para calmar tus ansias, una
verga para mamar, para montar, una verga que te haga feliz noche tras noche. Si
los envidio.
- Mi madre corrió a
abrazar a su hermana, le dio un beso en la mejilla muy emocionada mientras le
patentizaba su gratitud por el entendimiento. Yo estaba que no entendia ni
madre de nada, sin embargo mi verga esta PARADA, si ¡¡¡¡PARADA!!! La situación
de ver los melones de mi madre al desnudo me provocaba siempre una erección y
esta vez no fue diferente, solo que no estamos solos, mi tía estaba aquí.
De pronto ante la
sorpresa mía y de mi madre su hermana tomo su cara y se aviso le estampo
tremendo beso en la boca al tiempo que llevó una de sus manos hasta el opulento
pecho que desnudo se ofrecía. Sobó con placer ese monte carnoso y lleno de
leche lo que provocó que se salieran algunas gotas, las tomo con sus labios
lamiendo los pezones de su hermana,
- Que delicia de
leche tienes hermanita, tus globos son lo más bello que haya en este mundo, con
razón hasta a tu hijo vuelves loco con ellos. ¡¡¡¡uuummmhh!!!! , continuó
lamiendo los pechos de mi madre.
Su otra mano bajo
juguetona por el vientre hasta encontrar el botón de los pantalones de mi
madre, los cuales cayeron hasta sus tobillos, sin parpadear siquiera su bajo
penetro el elástico de su bikini y llegó hasta la frondosísima mata de pelo
ensortijado.
Mi madre abrió sus
piernas no solo para permitir la caricia, por el contrario su cara me indicó
que lo estaba ¡¡disfrutando!!. Pude observar el como un dedo de la mano de mi
tía penetraba en el agujero del coño de mi madre, el tiempo que ella se quejaba
de manera placentera.
No pude contenerme
más, impulsado como un resorte le levante de mi asiento para dirigirme al
amasijo de cuerpos que ya formaban mi madre y mi tía, llegué a por ellas y me
uní a la fiesta. Sin apenas darle tiempo a ver lo que sucedía despoje a mi tía
de la bata que llevaba dejándola en solo un conjunto de lencería muy pero muy
bello, mi sorpresa era mayúscula, la ropa pertenecía a mi colección. Sí también
ella gustaba de mis diseños.
- ¡¡¡¡Quítame los
calzones y mámame el coño!!!! – ordenó mi tía- sácame toda la leche que tengo
acumulada, hazme venir querido sobrino y después ¡¡¡¡¡CÓGEME, BÁTEME EL COÑO
CON TU VERGA, CÓGEME TE LO SUPLICO, HAZME A MI TAMBIÉN UN HIJO!!!!!!
- Me quede
estupefacto, no supe que hacer en ese momento, pero mi madre tomó la iniciativa
ordenándome que hiciera lo que mi tía solicitaba, así que más seguro de mi
mismo me incliné hasta quedar de rodillas ante el coño de Lupita, la lengua
salio como dardo para incrustarse en su apetitoso coño, que al igual que de mi
madre, era sumamente peludo. Sus jugos brotaban en tal cantidad que empaparon
mi cara, su rico olor a panocha embriago todos mis sentidos, las manos sobaron
hasta el último rincón de su cuerpo, mordí su clítoris causándole un placer
inenarrable que le hizo gritar como poseída, mientras su cuerpo temblaba preso
de un frenesí exacerbado por el orgasmo que se avecinaba desde lo profundo de
sus entrañas.
-
¡¡¡¡AAAAAAAGGGGGGGGGGHHHHH!!!!! Me vengo, trágate mis juguitos que te los doy,
¡¡¡¡méteme la lengua hasta el fondo de mi cuca!!!!!!!!. – y soltó su chorro.
- Ávido de su
néctar me bebí todo lo que su chocho expulso, mi lengua lamía y lamía su
delicioso hoyo mientras mis dientes se clavaban en el botoncillo de su
clítoris.
Sin percatarnos ni
mi tía ni yo mi madre se había lanzado al ataque por la retaguardia de su
hermana apoderándose del prieto agujero de su ano, el cual lamió con sumo
deleite.
Unidos los tres en
un amasijo de cuerpos rodamos por la alfombra acariciando el cuerpo que nos
placiera. Mi verga estaba en todo lo alto pidiendo guerra por lo que me acomodé
entre las piernas de mi tía poniendo en la entrada de su chumino la cabeza
enrojecida de mi cipote, con un rapido movimiento de cadera le encasqueté la
mitad del leño. Acto seguido mi tía enrolló las piernas en mi espalda para
permitir que la estocada le llegara hasta hacer contacto con su útero. Mientras
tanto mi madre se puso de bruces tras de mi quedando su boca a la altura de la
unión de nuestros sexos, con su lengua recogía los líquidos que escapaban de la
panocha de Lupita y de cuando en cuando su ataque llegaba hasta el ano de su
hermana.
En un momento dado
sentí algo húmedo y calientito en mi retaguardia, era la lengua de mi madre que
lamía mi ano para aumentar nuestro goce.
No pude contener la
llegada de mi goce por lo que con un grito anuncié que me venía y derramé todo
mi leche en el interior del vientre de mi tía. ¡¡¡¡ayyyyyyyy no puedo más, me
vengo, me acabo tía linda, te lleno, si amor te
llllllllllleeeeeeeennnnooooo!!!!! Y me vacié.
- ¡¡Dámelo, dámelo
ya papi, lléname el biscocho de tu leche, préñame papacito lindo!!!
Quiero un hijo
tuyo, un primito para mi rey, que gran cogedor eres.
- ¡¡¡ Vamos
paquito, preña de una buena vez a mi hermanita para tener un bebe más en casa,
será un sobrino mío, un primo tuyo y el hijo de tu tía. Dale la leche como me
la diste a mi para engendrar a tu hijo-hermano. – dijo mi madre.
Luego de derramar
toda mi leche caí desfallecido en la alfombra de espaldas, la verga no había
perdido la erección del todo, las hermanas se disputaban el privilegio de
limpiar a lengua pura la cabeza de mi acero. Intercambiaban en sus respectivas
bocas los restos de semen y flujos que recogían para tragarlos con placer
infinito.
Momentos después ya
cansados los tres no dirigimos a el lecho que desde ahora seria compartido por
los tres, quedando yo al centro y una de mis hembras a cado lado de mi.
Mi tía Lupita me
suplicó que le metiera la verga en su vagina para taponarla con la misma e
impedir que saliera mi esperma pues deseaba vehementemente quedar preñada por
mi semilla.
Por temor a aburrir a mis amigos lectores hasta aquí llega este relato, mas adelante les contare como sigue la vida entre mi madre, mi tía y yo. Por cierto que Lupita va a ir al ginecólogo el día de hoy pues su periodo no se ha presentado desde hace 2 meses y al parecer esta embarazada.
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